lunes, 29 de agosto de 2011

Los preceptos religiosos que me enseñaron y no acaté.

Menos mal no creo en Dios. Menos mal no soy esbirro de ninguna religión ni creo en ellas. No gusto ni de cultos, sectas, ritos, adoraciones ni nada que se le parezca. De ser así, ya estuviera quemándome en las puertas del infierno, por haber quebrantado por lo menos ocho de los diez preceptos morales de un Dios que no sé si existe, pero que por costumbre se venera. 

Empecé mi educación básica primaria en un colegio de monjas en Barrancabermeja, Santander. No me fue muy bien. Pero como buen colegio católico de pueblo incesantemente religioso y devoto, me enseñaron, o peor aún, me intentaron nublar el pensamiento con todas las normas del códice católico romano apostólico. Más que enseñar, era una lucha por convencer, impresionar y atraer a más devotos a sus filas, que actualmente andan de baja en baja, con tanto escándalo de pederastia y su posterior "apoyo" de la iglesia, por que los menores son unos provocadores.

Me enseñaron algo y desde ese momento empecé a dudar, la cosa me empezó  oler a feo. Hay algo que se llama los "Siete dones del Espíritu Santo", y entre esos siete hay uno que me sobresaltó, el Temor de Dios. Este don "inspira reverencia de Dios y temor de ofenderle, y aparta del mal al creyente, moviéndolo al bien. Es el don que nos salva del orgullo sabiendo que lo debemos toda a la misericordia divina. Por el temor de Dios se llega al sublime don de la sabiduría."  Con estas palabras del catecismo de Pío X, soltaban los diez mandamientos que debe uno cumplir y respetar para no tener una vida eterna condenado en alguno de los nueve círculos del infierno. Me empecé a sentir un poco mal. ¿Cómo es posible que a uno en el colegio le enseñen que si no le tiene miedo a Dios (un Dios del cual no hay certeza remota de que exista, pero que aún así mueve más pasiones que nadie por un sentimiento de fe), vaya a tener una vida eterna de trabajos forzados en las calderas del infierno? Más grave aún, ¿sacrificar la única vida de la que uno está seguro, para no cometer actos impuros que pueden traer graves consecuencias en una vida eterna que no es seguro que exista? 

Ocho de los diez mandamientos ya los incumplí. Temor de Dios, por ningún lado hay. Si acaso temor a Dionisio Araújo que fue a resarcir el daño hecho en el debate a Cuadra Picha. Más que un miedo a una vida eterna con diablitos pinchándolo a uno con un tridente, sería mejor enseñar normas básicas que pueden cumplirse por convicción, por respeto, por educación. No puedo amar a Dios sobre todas las cosas y mucho menos no jurar su santo nombre en vano. El jurarlo ya me ha llevado a mentir, por mentir no puedo comulgar si no me confieso, así que ya no santifico las fiestas. Mandamiento que siempre me llamó la atención, pues cuando  alguien cumplía años y hacía fiesta sin santificar siempre terminaba mal. ¡OJO! Santificar las fiestas significa darle a Dios un día a la semana para darle gloria y para nuestro bien y descanso. Por favor no salga de rumba con un obispo. El confesar todos los actos impuros cometidos a un sacerdote, sería darle ideas; así como negar que más de una vez se me ha pasado por la cabeza hacerle la vuelta a un par de novios, amantes, esposos o lo que sea  alguna que otra compañera, no de amigas (no quiero problemas, toca mentir). No desear bienes ajenos, pero si no tengo propios, como imposible no desear los bienes de los demás. 

Tengo una dicotomía con el "No robarás". Poseo unos cuantos libros que no devolví y recuerdos de haber tomado varios billetes saliendo de los bolsillos de mi papá cuando dejaba la ropa colgada para irme a rumbear. Eso me hace pensar que "Honrarás a padre y madre" tampoco se pudo cumplir. Hay que hacer la aclaración, que si usted alguna vez ha pensado en matar y se lo ha imaginado, es un asesino más, así no lo haya hecho físicamente. Mejor dicho, ocho que ya incumplí, uno está en duda y el otro no es real pero muy cierto.  

Yo no me voy a mortificar y  voy a vivir esta vida por que estoy segura que la tengo. Respeto la libertad de culto.  Espero que respeten mi libertad de inculto.


5 comentarios:

  1. Naty! está chévere! me identifico mucho! además, el "no robarás", ud lo incumplió en la vaina esa de "to' a quiniento'" jajajaja... robarse unos esmaltes de quinientos peso'... no jodaaaaaaa... y por eso los demonios te pincharán el culo con sus tridentes hijuemadre!

    ResponderEliminar
  2. No era necesario que pusiera eso... Eso ya estaba en el baúl de los recuerdos!!!

    ResponderEliminar
  3. Es que no hay mandamiento que uno cumpla correctamente... "no desearás la mujer del prójimo ni cosa alguna" bleh!! yo a cuántas mujeres de cuántos prójimos no deseo? jajajajaa sigue así Natalya!

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno el artículo, lástima que te me desperfilaste con el comentario de "Ameria Baggins" con el asalto de "to a quini"! jajaja

    ResponderEliminar
  5. Angeliita... la buena noticia es que tenía como 11 años jajaja

    ResponderEliminar