martes, 21 de mayo de 2013

El vuelo de un cóndor.

No enciendan las luces
Que tengo desnuda
El alma y el cuerpo;
Ya no queda nada
sólo escombros
Y migajas,
De los dulces labios
Que besó mi boca, 
Del néctar prohibido
Que embriagó mi piel,
De la noche ardiente
Que entre tus brazos
Calcinó mi ser.

No enciendan las luces
Porque el tierno manto
Que abriga mi piel,
De mí se ha alejado
Para calentar
Con suaves caricias
En otro Jardín. 

Ya no queda nada
más que mi cuerpo desnudo
Ahogado en el mar 
De las tristes lágrimas
Que de mis ojos brotan.
No enciendan las luces, 
Que tengo desnudo
El cuerpo y el alma. 

Sobeida Delgado Mina.
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